sábado, 14 de abril de 2012

Baudelaire

El Viaje

Movimiento VIII

Volvemos a ver la personificación de un sentimiento, en este caso de la Muerte. Baudelaire vuelve a buscar la huida de este mundo, pues se siente cansado y pide a la Muerte que lo lleve y la recibirá con los brazos abiertos.

Al final, reitera su sentimiento de huir de este mundo y solo quiere cambiar, buscar lo nuevo y le da igual ir al cielo o al infierno, volvemos a ver la contradicción y entre la belleza de lo horrible y la belleza en lo divino. Baudelaire finaliza su obra remarcando su deseo de morir, ya no se siente ligado a la vida mundana.

Baudelaire

El Viaje.

Movimiento I

En este poema el autor expone cual es su visión de la vida en las diferentes etapas del hombre.
En la pimera estrofa el autor nos muestra cual es la visión de un niño de la vida, que se caracteriza por una curiosidad practicmente insaciable, al niño todo le fascina y quiere saber y comprender todo lo que le rodea. Pero termina la estrofa en un tono melancólico, pues su visión de niño le ha abandonado y ahora ve la crueldad y pobreza del mundo que le rodea.

El poema cambia en la segunda estrofa y pasamos de la felicidad de la infancia, directamente a la tristeza de la muerte. Morimos llenos de rencor y odio, volvemos a ver la similitud de la vida con el mar, como vimos en el albatros, "onda", y al final desaparecemos, "Meciendo nuestro infinito sobre el confín de los mares".

En la tercera estrofa nos expone que no todos tendrán una muerte llena de odio y rencor, sino que algunos encontrarán la paz, después de haber conocido el terror y la marginación en el mundo terrenal, pero en cambio otros caen en las pasiones, aparece otra vez la mujer como bruja, está vez personificada en Circe. La mujer controla las pasiones del hombre, controlándole a él.

En un intento desesperado de huir del control de la mujer, algunos intentan concentrarse en el arte y en el saber y el tiempo hace que acaben sus recuerdos de amor.

Pero en la quinta estrofa el autor explica el otro tipo de hombre, los que aceptan las pasiones y se dejan llevar por ellas. Éstos, que son más débiles, no tardan en encontrar su perdición, pues van encaminados a ella, sin ningún tipo de razonamiento.

Pero al final, éstas personas no llegan a nada, pues sus deseos son inalcanzables y mueren con las manos vacías.

Baudelaire

La Destrucción.


El propio título de este poema nos dice la temática alrededor del cual va a rondar el escritor. Este poema se puede relacionar con la incapacidad del autor a alejarse del pecado y a acercarse más al demonio, que estará representado por la mujer.

El poema es muy claro, en la primera estrofa, el autor ya introduce al Demonio que le rodea continuamente, llevándole al deseo y al pecado irremediablemente, sin que el autor se pueda resistir y no le quede otra opción que rendirse ante ese deseo.

En la segunda estrofa Baudelaire relaciona a la mujer con el Demonio, pues simboliza el deseo y el pecado, pero a la vez lo encuentra atrayente pues también lo relaciona con el Arte, ya que él se siente atraído al arte que de cierta manera puede representar la  mujer, a la vez que el deseo. Por todo eso el autor es incapaz de escapar y acaba cayendo en la lujuria.

En la tercera estrofa Dios cada vez se encuentra más lejos del autor, dejando le a merced del Demonio, que le lleva su reino y le controla como a una marioneta. Al final el Demonio ha conseguido poseer lo completamente y no hay vuelta atrás y el poema finaliza con un sentimiento de culpa del autor por no haber podido resistir.

Baudelaire

El Crepúsculo Matutino.


En este poema Baudelaire vuelve a cargar contra la ciudad. Nos expone ese punto de vista, en el cual el autor se siente atrapado y rodeado por la monotonía, incluso por la mediocridad.

El poema empieza explicándonos como la ciudad poco a poco se va despertando y como va saliendo el Sol. Pero ese Sol solo hace que se resalten más los defectos de la ciudad que la noche intenta tapar. En la primera estrofa, ya podemos ver una metáfora con la que nos queda claro la visión pesimista de Baudelaire, "Era la hora en que el enjambre de los sueños malignos tuerce sobre sus almohadas los atezados adolescentes". En los siguientes versos, el autor nos expone la especie de lucha que existe entre el Sol y la noche, otro ejemplo de contraposición, "Cuando, cual un ojo sangriento que palpita y se menea, la lámpara en el amanecer es una mancha roja" y a la vez compara esa lucha de la lámpara y el día, con la lucha del alma por tomar el control otra vez del cuerpo, como si durante la noche, el alma se hubiera desembarazado del cuerpo para viajar a un mundo de sueños y pesadillas. Se nos vuelve a plantear la tristeza en la visión de la fugacidad, "El aire está lleno del escalofrío de las cosas que se fugan".

En la siguiente estrofa el autor, recurre a ejemplos para explicar más como reacciona la pobre y triste sociedad ante el amanecer, que no es otra cosa sino algo horrible y asqueroso, rodeado de pobreza y muerte y todo rodeado de una niebla que cubre todo de un ambiente aun más tétrico y frío. Con esta opinión de la ciudad, que nos pone la piel de gallina, comprendemos que el autor quisiera viajar y dejar todo eso atrás.

En la última estrofa el autor termina con una visión esclavista de la sociedad, pues entre versos que resaltan aun más la decadencia de la ciudad, termina diciendo: "Empuñaba sus herramientas, anciano laborioso", lo que nos invita a pensar si alguna vez podremos disfrutar de un descanso en esta vida.

Baudelaire

A una transeúnte.


Otra vez, Baudelaire encuentra si inspiración en la ciudad y vuelve a basarse en ella para escribir.
Nos encontramos ante un poema muy corto, pero muy rápido y ágil. En la primera estrofa ya encontramos ese desprecio a la ciudad, "La calle, aturdida, aullaba a mi alrededor". Pero de repente, hay una luz entre esa oscuridad que le supone la ciudad a Baudelaire, y esa es una mujer, de la cual se desprende un aura de belleza, aunque a la vez esa belleza proviene del dolor y el luto, hay encontramos el dualismo tan característico en Baudelaire, y en el ser humano en sí. Ya en esta parte, el autor empieza a decirnos a la fugacidad de la belleza, que se le escapa, por medio de la sinestesia "Pasó una mujer a mi lado, con mano fastuosa".

La segunda estrofa empieza con un verso muy curioso "Ágil y noble pasó, con piernas de estatua". En este caso compara la belleza con la pureza de una estatua, pero resalta la contraposición del verbo pasar y el adjetivo ágil, con la inmovilidad de la estatua, esto nos puede a inclinar a pensar, que como una estatua estática que se mantiene en su sitio, esa belleza que se supone efímera, no se pierde, pues queda grabada en la mente del autor, y está idea parece ser desarrollada a lo largo del poema según vamos leyendo. En esta estrofa se vuelve a comparar la la belleza con lo divino y lo maligno, pero se nos muestra mucho más intensamente está vez, pues parece que el autor consigue un grado de inspiración más grande de lo habitual con esta mujer, "Mi alma no cesaba de beber de sus pupilas".

En la tercera estrofa nos embarga la tristeza, pues la mujer a pasado ya de largo y el poeta marca aun más el tiempo pasado de los verbos, lo que nos da la sensación de algo ya muy lejano. "Un relámpago.....¡Y ya la noche!- Belleza fugitiva". Este verso es muy poderoso, pues en este mismo instante podemos comprobar como el poema se empieza a perfilar de a ver contemplado una belleza que era capaz de alegrar el alma, a una tristeza por el paso del tiempo y la decadencia de las cosas. La estrofa termina con una mención a esa vida después de la muerte, en la que Baudelaire espera volver a encontrar a esa mujer y poder contemplar una vez más esa belleza.

El poema termina con una reflexión de Baudelaire, en la que nos insinúa como es para él el sentimiento del amor, como todo se le escapa de las manos de una manera incontrolable y espera la vida eterna para sentir, de modo continuo, aquel sentimiento de belleza.

Baudelaire

Invitación al viaje.


Encontramos, nada más empezar a leer, un epíteto, "Mi niña,mi hermana", referido a la amante del poeta. En el poema, Baudelaire usa la invitación a esta a acompañarle en un viaje, para exponernos lo que es para él el paraíso y el lugar perfecto, refiriéndose a su tierra natal. Al mismo tiempo, en la primera estrofa el autor establece una comparación entre el paisaje y la mujer, pero de una manera triste y peligrosa, pues a Baudelaire le seducen tanto la mujer, ser traicionero, como esos paisajes que se suponen estar en calma hasta que empieza la tempestad. El autor vuelve a mencionar la existencia de la belleza y la seducción en lo malo y horrible.

Pero después, el poema sufre un cambio radical, pues aprovecha dos pequeños versos para decirnos que en ese lugar todo es ordenado, lujoso y riqueza, lo que contrasta con lo que hemos leído anteriormente y no se queda hay, sino que loo reiterará en la siguiente estrofa, que se compone de ejemplos de esa opulencia del lugar "Muebles relucientes, Las más raras de las flores mezclando sus olores, al vago aroma del ámbar". El lugar se convierte en el paraíso idílico en el que los amantes pueden expresar su amor. Aparece una visión muy Romántica, de escape del mundo a uno mejor, en el que el poeta puede mostrarse en su pleno esplendor. También se nos menciona el oriente como lugar idílico por su esplendor y el simbolismo, pues todo ese esplendor y riqueza, acaba hablando al alma, a la sensibilidad, y esta recordaría, es aquí cuando sabemos que el lugar idílico del que habla nos es otro que Holanda, donde nació.

En la tercera estrofa, el poeta, expone que el viaje saciará cualquier deseo y sigue reiterando el aspecto paradisíaco del lugar, esta vez mucho más exagerado: "Los canales, la ciudad entera, de jacinto y de oro; el mundo se adormece en una cálida luz". Terminando el poema, a la vez que consigue transmitirnos esa sensación de tranquilidad.

Encontramos metáforas "De esos cielos encapotados para mi espíritu tienen la seducción tan misteriosa de tus traicioneros ojos". Sinestesia "Cielos encapotados" y personificaciones, pues nos llega a decir que "Todo allí hablaría", o "mira en esos canales, dormir los barcos". Este poema es muy curioso, incluso alguna crítica lo ha llegado a comparar con un tríptico flamenco.

miércoles, 11 de abril de 2012

Baudelaire

Himno a la Belleza.


Como dice el título, Baudelaire expresa en este poema todo lo que la "Belleza" significa para él. El autor llega a divinizar a la Belleza y no se adapta a lo ético, es decir, Baudelaire defendía una belleza tanto en lo que normalmente consideramos bueno y agradable, como en lo feo, aterrador y desagradable, por ello la belleza se encuentra en un dualismo para este autor, que expresa en la primera estrofa, ya que dice que la belleza puede ser tanto divina, como infernal o se confunde en el beneficio y el crimen. En esta primera estrofa también aparece el vino como sustancia de evasión, que permite ver al autor más allá de este mundo y evadirse a uno mejor y más claro.

En la segunda estrofa abunda la contraposición, ya que el autor quiere expresar la contradicción que es en si la propia belleza, además introduce los sentidos, que son capaces de captarla "perfume", y hace una referencia al movimiento "Tormenta e ímpetu". Termina la estrofa dando una visión muy pesimista y a la vez optimista de la belleza, relacionándola con el amor como consecuencia "Que tornan al héroe flojo y al niño valiente".

La tercera estrofa es muy importante, ya que aquí podemos ver una característica que aparece en otros autores como Keats. La belleza aparece superpuesta al destino, y como reina del universo, un modo de pensar que ya encontrábamos en el Romanticismo.

En la cuarta, el autor extiende esa opinión que presentaba en la estrofa anterior y la reitera, diciendo que la belleza también es inmortal y gobierna sobre la muerte, y relaciona a la belleza a su vez con el Horror.

En la quinta estrofa encontramos contraposiciones que le sirven al autor para señalar más las características de la Belleza, anteriormente expuestas.

En la sexta estrofa el autor empieza a perfilar la conclusión del poema. Ya no importa si la Belleza es infernal o divina, solo importa que puede evadir de este mundo y conseguir alcanzar otro que el poeta sabe que existe, pero nunca llego a estar.

En la última estrofa, el autor expone que no le importa morir, pues espera y cree en una vida mejor después de la liberación de la muerte.

En este poema, encontramos abundantes comparaciones, y sobre todo contraposiciones. El oxímoron también es frecuente (efímero deslumbrado)